miércoles, 12 de junio de 2019


6 pilares del método Montessori



El método Montessori se caracteriza por poner centrarse en la actividad dirigida por el niño y la observación de su profesor o padre, quien tiene como finalidad adaptar el entorno de aprendizaje del niño a su nivel de desarrollo.

Una mente que todo lo absorbe


En palabras de la creadora María Montessori: "Todos los niños tienen una mente absorbente: inconscientemente absorben información del entorno". Los conocimientos no deben ser introducidos dentro de la cabeza de los niños. Por el contrario, mediante la información existente los conocimientos deben ser percibidos por ellos como consecuencia de sus razonamientos.

Los niños tienen una mente con una extraordinaria capacidad para adquirir conocimientos, como si de una hoja blanca se tratara. Como padres tenemos la responsabilidad de desarrollar sus habilidades innatas (aprender a comer, caminar, gatear, saltar...) a través de la estimulación. 



Un cuarto zen, sin obstáculos


Una de las grandes características del método Montessori es que es el entorno íntimo del bebé, el sitio en el que dormirá, le vestirás, jugará... Hay que alejarse del exceso de muebles. ¿La razón? La habitación es el sitio que debe contener estímulos para el pequeño sin estar sobrecargada. Disponer de un ambiente sereno y estimulante desde el nacimento del bebé es el primer paso para ayudarle a desarrollarse.


Jugar aprendiendo, aprender jugando


"Todos los niños aprenden por medio del juego/trabajo: porque el juego es el trabajo de los niños.".

Para los niños todo consiste en jugar y para el método Montessori no hay diferencia entre jugar y trabajar. Todos los niños quieren aprender: tienen una motivación innata para aprender. Aprenden a través del juego, experimentando con las cosas del mundo que le rodea. Los juegos son espontáneos y se inician en respuesta a las propias necesidades de desarrollo. Todos los niños aprenden mediante la participación activa. 



Simplicidad en los materiales


Seguro que has experimentado con tu hijo que con una goma de pelo juega o con un rollo de papel, los niños no necesitan grandes juguetes. No hace falta contar con muchos productos para estimular al bebé y ayudarle en su aprendizaje. A menudo, con materiales sencillos se puede lograr mucho. Es importante que el pequeño se tome su tiempo para asimilar el aprendizaje, no es necesario abusar de los juegos y los ejercicios de estimulación.

María Montessori elaboró un material didáctico específico que constituye el eje fundamental para el desarrollo e implantación de su método. Están ideados a fin de captar la curiosidad del niño, guiarlo por el deseo de aprender. 
En general todos los materiales didácticos poseen un grado más o menos elaborado de los cuatro valores: funcional, experimental, de estructuración y de relación.

Otra característica es que casi todo el equipo es autocorrectivo, de manera que ninguna tarea puede completarse incorrectamente sin que el niño se dé cuenta de ello por sí mismo.


Cuentos creativos pero con personajes reales


El método Montessori recomienda contarle historias imaginativas y creativas, pero con personajes reales y objetos conocidos (no utilizar po ejemplo animales que hablan o los niños que vuelan). Los primeros tres años, el niño no entiende cómo es la realidad, la está descubriendo y no sabe si lo que le narramos a través de los cuentos es posible o no. Por esta razón, los cuentos deben ser poco fantasiosos. Más adelante, hacia los 6 años, ya puede oír grandes fantasías, porque entiende mejor qué es posible y qué no.

Autonomía


"Todos los niños quieren ser independientes." Una de las grandes bases es la autonomía que debemos enseñar a los niños. ¿Cómo? No empeñandonos como adultos en 'ayudar' al niño, el debe aprender a encontrar la solución, así potenciamos su confianza, concentración y curiosidad.

El mismo principio de dejar que el niño aprenda solito también se aplica al cuidado diario, como el aseo o la comida. Es aconsejable, según el método Montessori, que los padres no intervengan demasiado y dejen actuar al bebé. Por ejemplo, al vestir al pequeño, si se mueve mucho, se le puede invitar a que no se mueva tanto. Si esperas a ver cómo reacciona, te darás cuenta que pronto empieza a participar. Ello fomenta la cooperación, actitud muy importante para la fase del desarrollo de los 0-3 años.

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